
Deseaba no volver a soñar nunca más. No quería tener más sueños ni más ilusiones que corrieran el riesgo de romperse. Por primera vez en mi vida, me conformaba con lo que tenía y dejaba atrás la opción de sacarle más partido; por primera vez en mi vida estaba siendo feliz y las cosas me estaban saliendo bien como para poder pedir más. Quiero decir, que a veces tenemos todo lo que queremos excepto lo que necesitamos, y a veces no necesitamos más de lo que tenemos, pero cuando la felicidad llama a tu puerta y la dejas entrar, no puedes pedir que venga acompañada de nada más, pues se marchará. Ahora, me gusta más vivir de la realidad aunque parezca más dura, porque así sé que nunca voy a desilusionarme pues nunca voy a esperar nada de nadie; es lo bueno de no tener nada, que no puedes perderlo.
He dejado de soñar contigo por las noches, me gusta más pasar los días junto a ti.
Cuando la realidad supera a los sueños, te sientes vacío, abatido, pero en realidad eso no es motivo de desilusión, porque la única forma de que un sueño desaparezca, es que se cumpla...
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