miércoles, 29 de febrero de 2012

¿Alguna vez echas de menos mi sonrisa? Yo la tuya, de vez en cuando. ¿Tienes alguna vez tiempo para pararte a pensar? ¿Te has emborrachado alguna vez tanto para que todas las luces te parezcan estrellas?¿Alguna vez te has hinchado a llorar? Yo lo hago de vez en cuando. Todo el mundo se está volviendo verde, ahora que por fín éramos rojos. Todo lo que hemos dicho y hecho, lo hicimos y dijimos demasiadas veces. No te creerías la de veces que temo girar la esquina por si te encuentro al hacerlo, pero no, cuando lo hago nunca estás. Ahora tiemblo como la cinta en tu peinado. ¿Dónde se ha metido todo el mundo hoy? Sabes que prometí no volver a pensar en ti demasiado.Y entonces quién me va controlar ahora. No creo en ti. ¿Por qué debería hacerlo?

lunes, 27 de febrero de 2012

Todavía no era capaz de asimilar que por muchos días que hubiese pasado riendo junto a una persona, en ocasiones también puede hacerte llorar. Mucho. Tampoco me cabía en la cabeza la repentina manera que poseían algunas personas para mandarlo a la mierda todo, tan rápido. Hay veces que, aunque no entendamos las cosas, las aceptamos y ya está. No le buscamos ninguna explicación. A veces no nos hace falta. Y a veces no la queremos saber. Y... a veces, la tenemos delante de nuestra cara, pintada con fuego, ardiendo y no la vemos. No la queremos ver. Pero aún así la aceptamos.

domingo, 12 de febrero de 2012

F R E E D O M

Hoy escribo desde aquí. Desde la tranquilidad que perdí hace un mes y desde la rabia, esa que no es capaz de salir de mi cuerpo. Últimamente me ha costado mucho sacar conclusiones acertadas sin antes anticiparme. Aunque eso no quiere decir que, desde el principio, sé bien quién estuvo de mi parte, quién no se ha separado de mi lado. Esto no es pra agradeceros vuestro apoyo, vosotros ya sabéis lo grandes que sois. No hace falta que unas cuantas palabras os lo repitan. Esto es... no sé por lo que es. Simplemente me dedico a escribir para desahogarme. O para intentarlo. O para creerme que lo consigo. Que a veces pasamos por épocas de tormenta, en las que el aire da la vuelta a nuestro paraguas y la lluvia moja nuestro cigarro, ese que no nos libera de nada, pero nos condena a todo. Y esto tan sólo es el principio de todo. Porque luego, los ladrillos que sujetaban tus pilares empiezan a moverse, y a sostentar a otras personas. ¿Y sabéis lo peor? que esa persona es ese viento y esa lluvia. Y luego, para no hundirnos en la banalidad, las tormentas del pasado vuelven... creando tempestades.

martes, 7 de febrero de 2012

Para ti no hace nada es lo más productivo. Te piensas que por echarte en el césped a ver pasar las nubes la tormenta pasará, ¿verdad? Yo sin embargo prefiero hacer de lobo feroz y soplar al cielo para no sentirme inútil. Crees que simplemente por tener (como todos los humanos, ciertamente) el poder de la palabra y del razonamiento (aunque a veces, querido amigo, creo que te falta) eso te da derecho a meterte en entierros en los cuales ni una vela podrías sujetar (ni de esas que se encienden pagando 20 céntimos, bonito). Bah, que sí. Que te gusta meter tus narices en todo sólo porque un par de personas ha cruzado unas palabras contigo. Pero no te has fijado en los demás implicados. Claro. Te da igual, porque vas a las caritas bonitas que te han dado esperanzas durante unos cuantos meses. Me gustaría decirte muchas cosas, entre ellas, la verdad de todo esto. Pero ahora mismo dudo que me creas, pues otras versiones te comen la cabeza.


Aquí si no muerdes, te comen.