domingo, 12 de febrero de 2012

F R E E D O M

Hoy escribo desde aquí. Desde la tranquilidad que perdí hace un mes y desde la rabia, esa que no es capaz de salir de mi cuerpo. Últimamente me ha costado mucho sacar conclusiones acertadas sin antes anticiparme. Aunque eso no quiere decir que, desde el principio, sé bien quién estuvo de mi parte, quién no se ha separado de mi lado. Esto no es pra agradeceros vuestro apoyo, vosotros ya sabéis lo grandes que sois. No hace falta que unas cuantas palabras os lo repitan. Esto es... no sé por lo que es. Simplemente me dedico a escribir para desahogarme. O para intentarlo. O para creerme que lo consigo. Que a veces pasamos por épocas de tormenta, en las que el aire da la vuelta a nuestro paraguas y la lluvia moja nuestro cigarro, ese que no nos libera de nada, pero nos condena a todo. Y esto tan sólo es el principio de todo. Porque luego, los ladrillos que sujetaban tus pilares empiezan a moverse, y a sostentar a otras personas. ¿Y sabéis lo peor? que esa persona es ese viento y esa lluvia. Y luego, para no hundirnos en la banalidad, las tormentas del pasado vuelven... creando tempestades.

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