sábado, 27 de agosto de 2011

El ángel que me ha ayudado a seguir.

He dicho muchas veces "él tiene un don" o "tiene algo" a diferentes personas, y es verdad. Pero es que ÉL sí que tiene un don; bueno, no solo uno, si no varios. Y SÍ tiene algo, y ese algo le convierte en el hombre más importante de mi vida y al que más quiero; Mi mejor amigo.
Nunca hemos sido capaces de enfadarnos, le quiero muchísimo más de lo que pueda querer a alguien, y aunque a veces digamos cosas que nos molestan nunca nos las echaríamos en cara porque sabemos lo mal que lo pasa el uno sin el otro.
Es capaz de soportarme los 365 días del año, y hasta los que tenemos que sumar en los días bisiestos, y todos, todos con una sonrisa. Siempre he creído que se merece mucho más que palabras escritas por un teclado, y aunque nunca he podido regalarle más que mis sonrisas, volcaría el cielo si él quisiera tan solo una estrella. Se lo merece todo. Todo y más. Porque es la única persona que conozco que se acepta tal y como es, y nos acepta tal y como somos. Porque ha dejado atrás la envidia, las mentiras y ha madurado más que nadie en muy poco tiempo. Es mayor que yo, y aunque a veces parece mi padre dándome consejos, sé que hay ocasiones en las que se vuelve un niño pequeño y necesita un abrazo para reconstruir su dulce corazón. Es el niño más cariñoso y tranquilo que conozco, no le gusta meterse en problemas, pero estoy segura de que mataría por sus seres queridos, y lo sé, porque siento que él también me quiere y sé que ante cualquier persona que me intenta hacer daño sacaría los dientes como un buen perro guardián. Sabe sacar todas mis virtudes en mis momentos de decadencia, y consigue siempre que amanezca todos los días con una sonrisa. Ambos hemos aprendido mucho del otro. Yo he aprendido a valorar las cosas, aunque no exactamente lo haya aprendido con él. Lo he aprendido teniéndole a él. Ahora mismo, piensa en un billete. Un billete de cien, de quinientos, de lo que quieras. ¿Cuánto valor tiene para la sociedad? A mi parecer, está sobrevalorado, porque al fin y al cabo, es tan sólo un trozo de papel. Entonces, imagínate todo lo que el vale siendo de carne y hueso y teniendo el mejor corazón de todo el planeta. Infinito. Y él ha aprendido también cosas de mí. Ha aprendido a no sufrir por cosas innecesarias, ha aprendido a sacar una sonrisa de donde a veces parece imposible sacarla, en definitiva, ha aprendido a vivir. No lleva junto a mí ni un año, pero siento que lo sé todo sobre él. Puedo saber lo que piensa, lo que va a decir, incluso de lo que me quiere hablar, y estoy segura de que él puede adivinar lo mismo de mí. Está y estoy tan metida en su corazón que es como si ya pensara y sintiera como él. Todo lo que le duele me duele, y viceversa. Él es un amigo. Un amigo de verdad. Y para mí, por supuesto, el MEJOR.


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