jueves, 4 de noviembre de 2010

El día que me enamoré de ti.

Caminábamos despacio. Tú te agobiabas porque te encanta aligerar para llegar antes a casa, yo iba muy lento porque estaba cansada, o quizás porque me apetecía, no recuerdo bien. Me atosigabas para que anduviera más rápido. Yo soltaba una sonrisa y te decía que si no podías ir a mi paso, te podías ir solo. Me miraste indignado y seguiste caminando a mi lado, mientras ponías una cara de resignación porque yo conseguía lo que quería. Empezamos una conversación que no tenía ni pies ni cabeza, aunque en realidad no sé si es lo que pretendías, pero la estúpida conversación hacía que nos enfadásemos y nos perdonásemos constantemente. Me abrazabas, me soltaba, te enfadabas, te abrazaba, te apartabas, me enfadaba, me abrazabas y así sucesivamente. Me dijiste que era una imbécil, que no tenía futuro, te crucé la cara y me fui a mi casa.Y ese fue el momento en el que me enamoré de ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario