lunes, 7 de noviembre de 2011

No tienes que decirme nada. Ya sé que cuando me tenías cerca se te encabritaba el pecho. Te gustaba tentar a la suerte, y acercarte a mi boca más de lo permitido mientras bailábamos. No podías evitar el cosquilleo cuando te hablaba, y sin querer mis labios acariciaban tus oídos. Y si mis manos te rozaban, la electricidad pasaba de mi cuerpo al tuyo, hasta electrocutarte el corazón. Inconscientemente buscabas a una chica que fumaba, con camiseta rosa y vaqueritos rotos entre la multitud… querías concederla cada baile de la noche, o quizá cada baile de tu vida.  " Invítala a un 43 con lima, que ponen una de bailar pegados "

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