jueves, 29 de septiembre de 2011

Si quieres ver la luna, dímelo y te apago el sol.

                                                     Ella no es más que una chica del centro de la ciudad, una más del montón, por decirlo así. Con muchos sueños por cumplir...quizá demasiados. Unos ojos castaños que dejan indiferente a cualquiera, un carácter atípico a sus quince años. Tenía el pelo, a pesar de haberlo trabajado horas y horas, enroscado ligeramente a lo largo de su recta espalda. La podemos llamar una, porque de echo, es una más. Ah bueno, y donde hay un ella... siempre hay un él. ¿Qué decir de él? Un chico común, de los que ves un día por la calle, y otro también. De los que juegan al fútbol en un parque las mañanas de verano porque no tienen nada mejor que hacer. Delos que tienen unas pestañas que una chica mataría por ellas, aunque nadie repare en ello. Le podemos llamar uno, aunque para ella, de hecho, no sea uno más.  

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