jueves, 22 de julio de 2010

Que me obliga cada vez que suena a recorderte

-Perdona- le dije mientras le apartaba para pasar. Él me miró con la cara a la que miras a personas con las que hace tiempo que no hablas y sin yo ni siquiera tener que rozarle se aparto- Gracias.
-Nada- lo dijo tan bajito que me tardé varios segundos en darme cuenta de lo que me había dicho.
Era tan irónico. Parecía tan ilógico e irreal. Tener esta conversacion tras dos meses sabiendo que las últimas palabras fueron "No te vayas nunca" me hacía pensar en las vueltas que puede dar una moneda. Han cambiado tantas las cosas que me ha costado coger el ritmo que ahora mismo lleva mi propia vida. Han aparecido y se han marchado tantas personas que hay veces que hasta confundo con quien puedo y con quién no puedo hablar.
Ahora mismo me gustaría decirle que sigo pensando lo mismo de él, que todavía le quiero pero que no me quiero que vuelva a entrar en mi vida. Siento mucho haberme enamorado de una persona a la que ahora no soporto. Sé que eso ha sido error mío, y que ya no puedo rectificar, pero puedo volver a escribir encima hasta que esa parte de mi vida sea completamente ilegible. Él también ha cometido infinitos fallos conmigo, el primero, darme esperanzas, alimentar mis ilusiones, y así muchísimos más, pero he podido reconocer el valor de sus acciones y me he dado cuenta de que lo peor que ha podido hacer ha sido dejarme, darme razones para odiarle, para que le desprecie. Lo peor que ha podido hacer es ponerse en mi contra, y otro de sus fallos, es no saber que eso es lo que peor le va a venir a lo largo de todo este tiempo.
Y pensar que fuiste tanto, que significaste tanto, y que duraste tan poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario