lunes, 5 de julio de 2010

Las personas que entran en tu vida a menudo suelen marcharse tras cierto tiempo, y, aunque duele, a veces es lo mejor. Dicen que cuánto más tiempo sufres el dolor se hace más grande, y que suele ser mejor cortar desde raiz. He conocido muy pocas personas que han permanecido a lo largo de los años junto a mí, y ni siquiera algunas de ellas merecen la pena. También me he dado cuenta de que las personas que se marchan sin avisar y dejan en nuestro interior un dolor muy grande tras su pérdida, suelen ser las personas que más queremos y a las que mas necesitamos para ser felices. Cuando se marchan, tu vida da un giro de 360º lentamente, y tras ciertos momentos, vuelve a ser la misma. Existen personas que llegan a sustituir a aquellas que se marcharon y, aunque no sea lo mismo, llegan a obtener una importancia mayor que la persona que se fue. Tambien hay personas que entran tímidamente en tu vida, y que cuando menos te lo esperas, empiezan a meterse muy dentro de ti hasta que tu corazon encaja perfectamente con esa persona, que tan solo es una pieza más en el rompecabezas de la vida. Y es que, la persona más sencilla puede complementar de la mejor forma al organismo mas complejo, es decir, a nosotros. Y el amor es un puzzle, que tan solo podemos rellenar con una pieza, la persona perfecta. Y, a veces no nos damos cuenta de que la persona que tenemos es la indicada y la dejamos escapar, dejando un vacío dentro de nosotros. Pueden pasar muchas personas que intenten llenar ese vacío, pero a lo mejor ninguna encaja a la perfección en ese hueco. El amor es asi, tienes que arriesgarte sin saber lo que puede venir después, tienes que jugartelo todo a una carta y apostar por la persona que quieres, que, a veces, se marcha...
Supongo que los momentos que pasas con la persona indicada es la mejor recompensa que puedes tener después de haber luchado tanto.

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